Sí. Una vez más volví a caer (sí es que todavía no había caído). Pero en esta ocasión siento que es distinta a las demás. En realidad, siempre creemos que son distintas y es mentira, todas son iguales, todas duelen lo mismo.
Hoy caí en todos los sentidos de la palabra. Esa historia que ayer me trajo malos recuerdos, hoy me terminó por matar-despertar. Me hizo darme cuanta de mi realidad, esa que muchas veces uno se niega a ver para no sufrir y prefiere taparla. Y caí, me derrumbé, y van…
Hoy tuve el peor viaje en colectivo de toda mi vida. No sé cómo hice para aguantar el llanto todo el camino. La música en mis oídos me enfermaba aún más la cabeza, pero no podía apagarla, no quería, no debía si quería de una vez por todas empezar a terminar con esto.
Pero claro, el viaje no duro toda la vida y tuve que bajar. Dos cuadras hasta la oficina, las calles mas tristes que recuerde. Una vez que bajé del ascensor fue inevitable. Mis ojos eran dos canillas. Abrí la puerta, deje la mochila, agache la cabeza, y esa canilla que no paraba. Me sentí un chico, un idiota, llorando y reprochándome cosas, sin poder hacer nada por detenerlo.
Esas lágrimas fueron producto de todo lo que me venía pasando en estos días, aunque especialmente por ver lo que no quise ver nunca. Y así fue como caí. Caí al darme cuenta que esta historia ya se terminó hace rato, Caí al ver como la persona que sentía mía le cambiaba la vida a alguien mas que no era yo, caí por que la sentía mía, caí por que ese “vos” del cual hablo siempre, y el cual es o era el motivo de mi existir, se fue, lo perdí, y para siempre. Esa chica que estaba presente en cada acción de mi vida, la dejé ir. Inconscientemente sentía que debía actuar, sabia que alguien estaba ocupando mi lugar poco a poco, y sin embargo, nada pude hacer, nada hice y acá estoy. Llorando por ella, lamentándome como un estúpido. Por creer que ya no me importabas, que no te amaba, que tarado que soy, Dios!!!!
Y ahora, cómo se sale? El mismo que ayer intentaba dar un consejo, hoy lo pide. El mismo que se hacia el fuerte es hoy el ser más débil de todos. El mismo que ya no será el mismo a partir de hoy; para bien o para mal, pero seré otro. Sinceramente no se quien seré, tengo ganas de saberlo, por descubrir que mas puedo ser, más que este pibe que vivió pensando en vos. Y esas ganas de redescubrirme son quizás las que me hagan empezar de nuevo.
Hoy sólo quiero que este día se termine, que mañana me levante y sea otro. Otro día, otro yo. Quiero cambiar esta tristeza por alegría una vez por todas. Basta de vos, basta a partir de hoy.
Esté será el intento 3554 por olvidarte, aunque este será el último, debe serlo por mi bien. No quiero ni imaginar tus palabras cuando dentro de unos días me saludes –como así creo que lo harás- por mi cumpleaños, Debo ser fuerte. Resistirme a tus palabras y darme cuenta de que ahora en más sólo debo pensar en mi bien, y por más que me duela, ese bien es lejos de “vos”.
